El Dr. McGregor sostuvo que la filosofía administrativa controla a la praxis administrativa, es decir, muchas acciones administrativas son consecuencia directa de la teoría del comportamiento humano que aplican los administradores [prototipos mentales]. En esta dirección, el Dr. McGregor sostiene que las políticas de recursos humanos, los diseños organizacionales, los estilos de toma de decisiones y las prácticas operativas se derivan de supuestos clave acerca del comportamiento humano, (Davis & Newstrom 2003: 36).
Los presupuestos clave puedan que sean implícitos y se pueden desprender del tipo de acciones que inician los administradores. McGregor adujo que la teoría X engloba un conjunto tradicional de presupuestos relacionados con las personas, entre los prejuicios aducidos se encuentran los siguientes: A la persona promedio no le agrada trabajar, en consecuencia evita el trabajo si le es posible, la persona promedio no posee un talante responsable, posee exigua ambición y busca ante todo seguridad, la mayoría de las personas deben ser objeto de dominación, control y amenazas para hacer que trabajen, los empleados son egocéntricos, indiferentes a las necesidades de la organización, resistentes al cambio; en consecuencia, la función del administrador es la coerción y control de los funcionarios.
Las gratificaciones comunes no pueden prevalecer sobre este rechazo natural hacia el trabajo, por ende, los gerentes y jefes se ven forzados, por el conjunto de supuestos mencionados, a aplicar la sujeción, las intimidaciones y la inspección. McGregor añadió que los administradores suelen negar esta perspectiva sobre los empleados; pero si se revisan sus actos históricos, se concluiría que la teoría X es habitual entre los jefes, (Davis y Newstrom 2003: 37)
Los supuestos alternos que agregó McGregor bajo el título de teoría Y, la cual es un conjunto de juicios más humanista y de apoyo al “management” del recurso humano, contiene lo siguiente: Que la haraganería no es propia a las personas, que si parece serlo, es el resultado de la experiencia del administrador en organizaciones menos progresistas. Ante la eventualidad de que los administradores brinden un ambiente adecuado, para recobrar el potencial de los funcionarios, el trabajo se vuelve tan natural para ellos, como las acciones entretenidas o el sosiego y la diversión.
De acuerdo con la teoría Y, los jefes creen que los empleados son dueños de alguna cuota de potencia para acrecentar sus capacidades, es decir, los empleados pueden aplicar la autodirección y el autocontrol, al servicio de objetivos con los que están comprometidos. La función del administrador es suministrar un contexto laboral, en el cual, las personas se sientan libres.
En consecuencia, McGregor afirmó que los directores necesitan cambiar, a un tinglado enteramente nuevo de supuestos acerca de los sujetos, basado en las exploraciones procedentes de las ciencias del comportamiento. Los nuevos supuestos conservarán un enérgico efecto en las acciones siguientes de los administradores.
A los modelos de la teoría X y de la teoría Y también se le conocen con el nombre de paradigmas —arquetipos, prototipos— y son cuadros de referencia de posibles ilustraciones sobre el ejercicio de la realidad. Esto conlleva a que todo gerente, jefe, líder o administrador, utiliza algunos supuestos acerca de las personas y lo conduce a ciertas interpretaciones, consecuencias e incluso predicciones, (Davis y Newstrom 2003: 37). El paradigma subyacente en el administrador, sin importar que se desarrollen de manera consciente o inconsciente, se convierte en una herramienta poderosa que conduce el comportamiento administrativo. Los gerentes y directores acostumbran actuar conforme a sus pensamientos [paradigmas], los mismos le sirven de guía.
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